El fantasma y el poeta

 

Carmen Boullosa viajó, diligente y entusiasta, desde Nueva York para presidir junto con Juan Villoro la presentación de su libro más reciente. De hecho no hubo tantas formalidades y el tiempo que se empleó fue provechosa e inteligentemente concertado a manera de plática entre dos grandes de nuestra literatura. Carmen recibía tranquila los cuestionamientos que Juan hacía al respecto de una colección de relatos que llevó a la autora, lúdicamente, a la euforia. Las historias ficticias que la señora Boullosa maneja de manera impecable conducen al lector por la senda de la verosimilitud incuestionable al punto y objetivo de hacernos dudar si lo que cuenta es o no fantástico.

En lo personal, así se lo hice saber a la autora, me pareció encantadora, literalmente hablando, la materialización de Santa Teresa de Ávila en la sala de urgencias de un hospital norteamericano, para solidarizarse con el sufrimiento o la angustia de la  protagonista de un cuento  que concluye, paradójicamente, suponiendo extrañas visiones o delirios que pudiera experimentar el esposo postrado por los fármacos y el dolor ante cálculos renales.

Y en total quince historias que nos cuenta la autora como si fuéramos niños sobre sus rodillas, para entretener nuestra mente y avivar la inteligencia.

Desfilan muchos personajes o mejor dicho,  sus fantasmas, y los fantasmas de otros tantos, por las páginas de esta edición que constituye, sin lugar a dudas, un ejercicio inigualable, valioso y muy recomendable para disfrutar, dicho sea de paso en ese estilo tan coloquial que Carmen manifiesta tan atinadamente, en una sentada y de cabo a rabo.

 


Laberinto 175-Periódico Milenio, Diciembre, 2007