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Sobre la Autora

Me llamo Carmen por un motivo que desconozco - mi abuela le debía un favor a la Virgen de ese nombre-. Fui nombrada por una generosidad que se me esconde: no es mal destino.

Nací en la ciudad de México en 1954.

Mis primeras novelas visitan la infancia - la segunda me regaló publicar en la editorial que dirigía Octavio Paz, Vuelta - con un pilón invaluable: Paz sentado en la primera fila en la ceremonia de la recepción del Premio Villaurrutia, que recibí ese año por esa novela, Antes, el libro de poemas La salvaja, y el de varia invención, Papeles irresponsables-.

Estas dos novelas, si es cierto que visitan el mismo territorio, "ocurren" son muy distintas en atmósfera, lenguaje y forma. Cada novela es para mí reinvención de Mundo.  

Mi tercer novela (Son vacas, somos puercos) es de piratas, visita la comunidad igualitaria y socialista de los Hermanos de la Costa en la que las mujeres estaban prohibidas. Casi inmediato, publiqué otra versión (El médico de los piratas), o la misma versión, pero está en otro tono, para otro tipo de lector, tiene otros estilo y forma. Siguiéndolas, escribí una radionovela de las famosas piratas mujeres, también reales, también del XVII.  

Para mis novelas de piratas, como para las siguientes, trabajé en la biblioteca, quise entender un momento histórico, lo escrito de y sobre el tema. 

En la cuarta novela (Llanto, novelas imposibles), reaparece el emperador (el tlatoani) Moctezuma, quien encarna de su propio polvo, escupido vía un hormiguero en el Parque Hundido de la Ciudad de México, a fines de los ochentas del siglo pasado. 

En la quinta, La milagrosa, quien es una especie de bruja-curandera, vemos desfilar algunos de los desesperados que recurren a la Milagrosa para salir de líos. Ahí, un candidato a la presidencia, un detective y la Milagrosa se ensartan en un enredo y se desencuentran. 

La sexta fue Duerme, donde una mujer vestida de varón (personaje incidental de Son vacas, somos puercos), en la temprana ciudad colonial de México, entre el cuento de hadas y la novela de capa y espada. 

Le siguió Cielos de la Tierra. Tres tiempos y escenarios, el temprano Colegio de Santa Cruz Tlatelolco y sus "frailecillos" indios, los ochentas en la de México y los sobrevivientes del futuro. Brinca de la ciencia ficción, a la visita de la escuela de altos estudios para los hijos de los "caídos". 

Tras ésta, escribí dos que tienen más de divertimento, Treinta años (el Tabasco de mi abuela y mi mamá, reimaginado en clave de fantasía setentera), y, con un intervalo (la que sigue) La novela perfecta, con un escritor deleznable, una trama a caballo entre la ciencia ficción y Brooklyn.  

En De un salto descabalga la reina, con Cleopatra y sus pasiones, y las amazonas. 

Tras la caída de las Torres Gemelas, que nos pilló en Nueva York, buscándole la cola al gato y yendo tras Lope de Vega (que siempre ayuda), escribí una novela en homenaje y revisión de Cervantes: La otra mano de Lepanto, donde su gitanilla de sus Novelas ejemplares, aparece subvertida, la trama alterada a la luz de la expulsión de los moriscos. 

Otras dos novelas de este ciclo son El velázquez de París, y La virgen y el violín, con la pintura por tema central. La primera, con un lienzo perdido de Velázquez (la expulsión de los moriscos), y en la segunda, Sofonisba Anguissola, pintora de la que nadie hablaba entonces. 

El complot de los románticos contiene el desenfrenado transcurrir de una reunión anual de escritores consagrados, todos ellos muertos, precedida por algo parecido a road-novel que recorre de Nueva York a la Ciudad de México, a lomo de tres escritores (Dante Alighieri, y dos en vida), más otros seres variopintos que van y vienen de la ficción a la realidad. 

Las paredes hablan fue previo un guión de cine. La autora la recontó en esta forma para dar su versión de la casa Espíritu, donde las memorias de los que vivieron en México la Independencia y la Revolución, reencarnan de mala manera en clave narcopresente. Va de cien años, a cien años. La forma previa de esta novela me regaló el regreso de lo que pude disfrutar de jovencita: el trabajo colectivo. En los ochentas escribí y trabajé en montajes de obras de teatro con seres muy queridos para mí, Magali Lara, Jesusa Rodríguez, Liliana Rodríguez, y con Alejandro Aura, con quien además compartí un espacio escénico y de reunión entonces importante (El cuervo). 

Regreso a las novelas: Texas, la gran ladronería visita la frontera "nueva" del norte de México: vaqueros, aventureros, inmigrantes de todo tipo, alzados, insultos raciales, etcétera. Documentada, fiel a la historia, más fiel que nada a su forma de novela que desea retratar las convulsiones de esa frontera reciente. Mientras la escribía, obsesionada con tema (o con los temas), escribí una multitud de piezas diversas relacionadas, algunas recopuladas en Cuando México se reapropia de Texas, que se publicó en versión de Nicolás Kanellos en forma de libro. 

Voy a las más recientes: El libro de Ana  (en el centro del libro, reaparece el que escribió Ana Karenina, según menciona Tolstoi, del que no se tiene noticia y que yo me propuse escribir). 

Y por último: El libro de Eva , que contiene la voz y la versión de la mítica Eva en su voz propia, y en más acertada versión. La forma, el lenguaje, sostienen su voz. 

Me falta terminar de escribir una trilogía de "El libro de", porque serán tres, y la tercera: El Libro de Herculana, y no cuento nada porque se me desinfla - ya decir el título tal vez la desbarata, pero como de todas maneras no sé si la terminaré, siquiera me quedo aquí con el título-. 

Once de estas novelas están reunidas en dos volúmenes de la Biblioteca Carmen Boullosa. 

Antes de las novelas, y hasta la fecha (y hasta que la muerte nos alcance), publico poemas. Estos nos se los enumero, aunque también podría hacer un breve y apresurado recuento (como hice con las novelas) de su cuerpo. El más reciente es La aguja en el pajar. 

Soy lectora. He dado intermitentemente clases desde 1990, en distintas universidades extranjeras (SDSU, NYU, Columbia, City College CUNY, Blaise Pascal, y por el momento en Macaulay Honors CUNY). Me gusta pensar en voz alta, y me disgusta cuando me tropiezo haciéndolo (pasa a veces). 

Participo en un programa de televisión conversando con escritores, artistas plásticos, directores de cine, y etcétera, porque a Nueva York lo hacen también los hispanohablantes. Se llama precisamente NUEVA YORK, y lo transmite y produce CUNY-TV. 

Desde muy joven poeta, hago libros de artista, o algo parecido. Con ellos, y con mis colaboraciones con pintores, he participado en algunas exposiciones.  

Tengo la suerte de tener (tengo, tener aparece repetido porque es una ilusión: me tienen) dos hijos, dos nietos, dos hijos políticos, un marido, amigos y amigas cercanos, y dos ciudades: la de México, y la de Nueva York, donde siempre, como buena neoyorkina, soy extranjera. 

 

Carmen Boullosa

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Nací en la ciudad de México en 1954.

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